La portada del libro encuadrada en blanco destaca al fondo del escenario, a los lados sendos paneles blancos que quedan en la penumbra. En el proscenio a borde de escena tres sillas detrás de una pequeña mesa baja, todo ello enmarcado por luz.
La responsable de cultura del municipio, sale a escena y presenta a los participantes, Rotsita, Valentín de Urrutia y José Tizado. Seguidamente se sientan, la concejala se retira y Rotsita expone el trabajo y las circunstancias del mismo. Valentín habla sobre su arte y su afición...
le piden a Rotsita que ofrezca algo de su poesía y esta comienza a recitar...
Corazón Tierno
Piel de seda, ojos verdes,
manos llenas de caricias,
besos eternos... como el tiempo.
Corazón tierno de mujer noble,
dulzura en la mirada...
eres, esa mujer que ama a los suyos.
También amas a tus semejantes,
ahora volviste a los inicios...
de cuando eras casi niña...
Te miro, apenas sin arrugas,
y ¡ya peinas canas blancas!
tus años, suman más de nueve décadas.
Tus recuerdos están confusos,
a veces adivinas dónde vives,
otras... te confundes en el lugar.
Pero eres mi madre... la más dulce,
me enternece el mirarte...
por que te recuerdo como antes.
Dices, que ya te ves arrugada,
que te sientes vieja...
pero yo te veo ¡guapa como nadie!
Te doy besos, y me miras extrañada,
a veces, no comprendes qué pasa,
te digo, estos besos... me faltaba darte.
El viejo roble
Bajo el viejo roble centenario,
se pasaba las tardes el abuelo
de joven ayudó a su padre a plantarlo.
Siendo niños a su alrededor jugamos,
siendo adultos en las calurosa tardes charlamos,
y en las noches de verano nos refrescamos.
Todo gira a su alrededor,
los tratos con apretón de manos se cierran
los lamentos al roble contamos...
la risas de los niños...
el llanto del recién nacido...
los consejos del abuelo...
el viejo roble todo oye en silencio...
sus enormes ramas dan sombra, nos cobijan,
en días de lluvia sus ramas lloran,
de color ocre se cubren en otoño.
de blanco armiño cuando es invierno,
y reverdecen en primavera con sabia nueva.
Como si fuera el pensamiento que toma cuerpo el panel de la izquierda se ilumina y en un sombra femenina sigue la poesía, aparece en el panel derecho una sombra masculina que sigue declamando poesía, todo ello hilado con música clásica...
Acuérdate de mi
Cuando el sol se oculte,
y la luna salga... acuérdate de mí.
Cuando el cielo llore,
y no tengas paraguas... acuérdate de mí.
Cuando el frío arrecie...
y la leña te falte para calentarte... acuérdate de mí.
Acuérdate siempre de mí...
yo te daré la luz del sol con mis ojos...
y el reflejo de la luna en manojos,
te calentaré cuando no tengas leña...
y también cuando la tengas....
siempre, siempre acuérdate de mí.
Te cubriré de besos y te daré amor en exceso,
moriré en tus brazos cuando lleguemos a amarnos.
Pero... siempre que tengas recuerdos
acuérdate de mí.
Galopar de corazón
La tarde se vuelve cálida...
al escuchar la voz aterciopelada,
resuena en los oídos como caricias.
Fluye la charla en medio de risas...
decir de labios ansiosos de besos,
que flotan en el aire cual partícula.
Preguntas, respuestas y más preguntas...
que se escuchan en murmullo quedo,
y respuestas que alegran el alma.
Almas que sólo esperan volar juntas...
en medio del estrellado universo,
y buscan el refugio de los luceros.
Se piensan, se aman ¡se desean!
flota en el aire ese ardiente sentir...
el que callan sus bocas y gritan los cuerpos.
Cae la tarde, mas... aún se siente el dulzor...
de esos besos impregnados de ternura,
y en el pecho, sin cesar galopan los corazones.
Mariposas
Mariposa que tus alas reposas
en los pétalos de una rosa,
y mil colores adoptas.
Mariposa que acaricias con tus alas
el viento que te roza...
y te contoneas en la brisa.
Mariposa que de una crisálida naces,
¿quién pintó los colores de tus alas?
Tú, eliges la flor más cálida.
Eres tú mariposa, frágil y hermosa,
te confundes en un jardín de rosas,
y el néctar de ellas tomas.
¡Vuela libre mariposa!
¡vuela de rosa en rosa!
Y a mi jardín ¡vuelve cada día!
No debiera yo
No debiera yo sufrir...
por no tener tu amor en mí,
mas... sufro ¡no sabes cuánto!
¿Por qué te fuiste sin un adiós?
¿Por qué dejaste herido mi corazón?
¡No me digas nada... calla!
prefiero seguir yo en la ignorancia,
así... no pensaré que me dejaste de querer,
así me quedará la esperanza de un quizás...
de pensar que pueda haber un día para volver.
Por eso... no debiera yo sufrir por ti,
pero sufro... no lo puedo remediar,
y plasmo en versos mi soñar,
también expreso por ti mi sentir,
déjame pensar que quizás habrá un mañana.
No debiera yo sufrir...
pero mi corazón está llagado...
de tanto dolor contenido,
mis besos duermen en el olvido,
y mi alma se desgarra en suspiros.
Mis manos vacías
Te escapas entre mis dedos,
como agua de rocío,
te pienso e inundas mis sentidos.
Pero después, vuelves a alejarte,
se vacían mis manos, y mis sentidos,
entonces me repliego como oruga.
Me entristece tener vacías mis manos,
¿por qué te alejas de mis caricias?
¿si mi sentir te pertenece?
Es que ¿no sientes mi llanto...?
te llamo desde el fondo de mis ansias,
grito tu nombre, y me queman los silencios.
¿Por qué no respondes a mi llamada?
¿no ves que muero por volverte a tener?
yo sigo esperando tu regreso.
Pero... miro mis manos y siguen vacías,
no encuentro tu sentir de ayer,
ni el amor que un día me diste.
Un suspiro
Hoy miro las fotos de entonces...
las que plasmaron aquel existir,
me recuerdan el tiempo vivido,
ese... que disfrutamos en un suspiro.
¡Tan de prisa pasaron aquellos días nuestros!
¡me parece tan fugaz aquel tiempo...!
¡pero aquel beso que era puro fuego...
aún en mí está grabado!
Sólo duró un pequeño instante...
así me pareció a mí entonces,
hoy, lo recuerdo como un suspiro,
porque quisiera volverlo a vivir.
Yo en suspiros me pierdo,
y en ellos me desvanezco...
porque dibujado en mi cuerpo,
quedó tu dulce recuerdo.
Ahora yo, suspiros tiro al viento...
y le pregunto ¡hasta cuándo...
seguiré navegando entre nostalgias!
¡y me tendrá de tus besos alejada!
Al son de un violín
Ellos paseaban por la senda,
en ese parque de flores variadas,
árboles frondosos les daban sombra,
en ese día caluroso de primavera.
Iban tiernamente cogidos de la mano,
al oído se decían requiebros,
estaban felices por lo que se apreciaba,
sus risas eran alegres, francas.
En la esquina del parque,
tocaba el violín un hombre,
en un impulso, los dos se abrazan,
y en un momento, empieza la danza.
Danzan, danzan al son de la música,
él, traje de lino blanco vestía,
ella, de gasa y organdí era su vestido rosa,
sus dorados cabellos una pamela los cubría.
El castaño verdoso de sus ojos él contemplaba,
ella, en el mar azul de los suyos se bañaba,
en medio de su danza, en un susurro se perdían,
danzaron con las mejillas muy pegadas.
Se les veía felices llenos de vida,
pero el violinista terminó la balada,
se quedaron muy pegados, como sus almas,
pero él volvió a darle unas monedas.
Suena el violín de nuevo,
al compás danzan ellos,
pero ahí, se encuentran sus labios,
y se pierden en un largo beso.
Beso largo, muy largo y apasionado,
que transcurre como un suspiro,
se unen y no se separan ni un momento,
con esa entrega de sublimes besos.
Después se alejan del jardín florido,
se alejan por la orilla del río,
a él, le contarán secretos de amor,
en el recodo del puente sobre el río.
Después se perderán en el ocaso de la tarde
para entregarse del amor, lo más grande,
porque compartieron el más bello sentir,
allí, al son de los acordes de un violín.
La realidad se impone, vuelve la luz a escena y se despierta del sueño de la poesía. Seguidamente es el turno de José Tizado que recita varios poemas.
Evocando pasos perdidos
Aquí me pongo a cantar
La noche se quedaba atrás
Ya no siento tu amor
Era una noche de luna
Ya no siento tu aliento
Noche callada y triste
Una pena me mata el alma
Errante por el mundo
Golondrinas voladoras
Contemplábamos el ancho horizonte
Busco la luna
Noches de insomnio
Si sientes el amor
Antonio Torres Heredia...
Yo soy de esa Galicia
Una vez terminado el recital de Tizado Rotsita da las gracias y despide el acto, invitando a pasar al lunch y a visitar la exposición de Valentín de Urrutia.
